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¿Política en el trabajo? ¡No, por favor!

Acabamos de tener unas elecciones y dentro de unos días volveremos a repetir. Son unos meses en los que los discursos políticos están en el desayuno, comida y cena. Es inevitable a veces no hablar de política, de tus ideas y de lo que piensas de los candidatos a tus amigos y familiares pero, cuidadito con lo que decimos en nuestro lugar de trabajo.

La mayoría de los expertos en recursos humanos están de acuerdo en que deben evitarse dos temas en el trabajo: política y religión.

Hoy en día, ¿quién no ha oído hablar de nacionalismos, inmigración y seguridad…? Pues bien, no lo hagáis en el trabajo porque, puede convertirse en polémica muy pronto y la mayoría de las veces esto podría acarrear efectos no deseados en tu vida profesional.

Aunque políticamente hablando estés muy seguro y convencido de lo que dices, otros lo estarán en el bando contrario y crear un debate de estas características en el trabajo es contraproducente. Y si con quién mantienes esta charla además es un superior tuyo, las consecuencias podrían ser nefastas.

Los debates políticos pueden, casi siempre, molestar a los que tienen una opinión diferente y crean suposiciones sesgadas lo que podría afectar enormemente a la dinámica de grupo. Lo que tú podrías pensar que es una breve charla política que no hace daño a nadie, tu colega, jefe o compañero puede afectarle y quizá ya no te mire con los mismos ojos. Por tanto:

¿Qué hacer y qué no hacer para evitar debates políticos en el trabajo?

  • Si te enfrentas a una conversación sobre puntos de vista políticos, trata de mantener la mente abierta y que no se noten tus inclinaciones y haz alguna declaración pero que no lleve a confrontación
  • Escucha lo que la otra persona tenga que decir sin entrar al trapo
  • Si ves que la conversación se va a elevar de tono, cambia de tema rápidamente o inventa alguna emergencia para cortarla.
  • Otra opción es buscar temas comunes en los que tanto unos como otros puedan estar de acuerdo.
  • No saques tú el tema político y si te ves implicado en alguno te remito a los cuatro pasos anteriores para poder capear el temporal.
  • No seas completamente sincero acerca de tus puntos de vista políticos en el trabajo. Puede serte útil para evitar conversaciones acaloradas.
  • Por favor, no se te ocurra decorar tu mesa o tu cubículo con emblemas, signos o símbolos políticos.

Todo esto también vale para temas religiosos. Por mucho que podamos debatir sobre estos temas no vamos a convencer a nadie de que cambie de religión o que cambie de partido político. Para eso ya están los candidatos y los profesionales de la política.

No me quiero meter con el fútbol pero también es otro tema que evitaría ser fanático en el trabajo.

Y dirás, pues si no hablo de política, fútbol, religión… ¿de qué hablo con mis compañeros que no sea estrictamente trabajo? Pues hay muchos temas, por ejemplo, planes de fines de semana, pasatiempos, las últimas series, películas que has visto, restaurantes en los que has estado…

Por tanto, aunque estemos en época electoral, ¡¡mantengamos la calma y no discutamos de política!!

¿Política en el trabajo? ¡No, por favor!

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