Hace unos días hacíamos un repaso a la sección ‘Casos de Éxito’ de nuestra web recordando algunos hitos que conseguimos a lo largo de nuestra historia en el área de Nómina y RRHH. La mayoría son proyectos que nos acompañan desde hace más de dos décadas, pero los recordamos como si fuera el primer día…
Nos hemos dado cuenta de que echar la vista atrás y rememorar uno a uno cada caso se parecía bastante a ojear un álbum de fotos familiar en el que cada imagen nos evoca y nos transporta a un momento concreto personal cargado de emociones. Así, conseguimos volver mentalmente a los puntos de partida de cada proyecto: qué problemática tenía cada uno, cómo podíamos afrontarlo desde el equipo de nómina, cómo obtuvimos los recursos adecuados para alcanzar los objetivos…, en resumen, cómo planteamos cada ‘problema-solución’ para llegar a buen puerto. ¿Por qué nos quedan grabados a fuego estos pedacitos de vida profesional? Sencillo: porque se acaban convirtiendo en momentos propios, momentos vividos con tal grado de implicación que se los llegamos a ‘robar’ a los clientes como si fueran nuestros desde el principio.
¿Y sabéis qué? Que también nos hemos dado cuenta de que muchas de las personas con las que nos hemos relacionado para el desarrollo de los proyectos de nómina que han acabado etiquetados como caso de éxito, a día de hoy no son solo clientes, sino que son amigos, amigos de esos con los que quedas para tomar café y con los que nunca pierdes el contacto, aunque paséis tiempo sin veros, amigos nuestros y amigos de ‘la casa’. Y, en definitiva, eso es lo que queda…
Aunque las relaciones comienzan de forma profesional, es inevitable implicarte en su problema en un plano más personal. La empatía va a ser un elemento clave para la obtención de resultados, porque al final, su problema es tu problema, y su solución se convierte en tu principal objetivo. Y ese, posiblemente, sea el auténtico éxito de un ‘caso de éxito’: ponerte en los zapatos del otro y luchar hasta conseguir el resultado necesario para ayudarle.
Y vosotros, si echáis la vista atrás y recordáis vuestros propios casos de éxito, ¿sentís que también están incrustados en vuestras vidas?, ¿los visualizáis al más puro detalle, incluso sabiendo las emociones que sentíais cuando os los plantearon?, ¿seguís manteniendo contacto con las personas implicadas en ellos? ¡Seguro que sí!