Las relaciones personales no siempre son sencillas y en el mundo laboral tampoco.
Tal vez por esta razón ha ido cambiando el nombre de los departamentos dedicados a esta difícil tarea de gestionar, motivar, valorar y en definitiva conseguir que los colaboradores de las empresas tengan esta sensación de pertenencia y orgullo tan difícil de conseguir.
Primero ‘Departamento de Personal’, ‘Gestión de Recursos Humanos’ para ir evolucionando a ‘Gestión de Personas’.
Cursos de motivación, Coaching, gestión de conflictos… y un largo etc de diferentes formaciones para los directivos encargados de gestionar personas, dan idea de la importancia de las relaciones personales en el ámbito laboral.
El directivo debería ser la principal fuerza de motivación y unión de las personas en un objetivo común. 350 ejecutivos participaron en un estudio y los defectos más recurrentes se encuentran presentes en dos tercios del grupo:
- No responsabilizarse de los actos
- No promover el desarrollo de la gente
- Centrarse solo en los resultados
- Dirigir a todas las personas por igual
- Actuar como padre gerente
- Desconocer las áreas clave de productividad del subordinado
- Rodearse de subordinados inadecuados
- Manipular al personal
- No admitir errores propios
- Pretender saberlo todo
- Tener excusas para todo
- Mandar en vez de dirigir
- Desconfiar de los subordinados como norma
- …
Creer que se sabe todo es la mejor forma de mantenerse ignorante.
Seguro que más de una vez has oído lo de que un trabajador feliz es más productivo. El hecho de ser el directivo de la empresa no debe ser la excusa para generar incertidumbres sobre nuestros empleados, sino que debe ser un estímulo más para generar el mejor clima de trabajo. Cuestiones como el respeto a los trabajadores, la honradez, la tolerancia o la lealtad nos ayudan a mejorar el ambiente en la empresa, lo que también nos servirá para retener y atraer al mejor talento.
Abraza y déjate abrazar, serás más feliz