Gig Economy… ¿te suena?, un formato de trabajo basado en contratos temporales en los que el trabajador se hace cargo de una parte de un proyecto mayor. El término ‘gig’ en el argot del jazz se entendía tal cual así, como un ‘compromiso’ musical para una actuación concreta, un ‘bolo’ si queremos ponernos folclóricos.
¿Desaparecerá el empleo actual de mano de la ‘gig economy’?. Hablar desde la certeza es imposible, pero está claro que cada vez los contratos laborales van a estar más enfocados a trabajos esporádicos y actividades o servicios concretos.
¿Deseable? No lo sé, pero es una realidad que está ahí. El mercado laboral evoluciona día a día, las empresas lo demandan y los trabajadores no tan claramente pero también, o lo asumimos o lo asumimos, tanto desde los departamentos de RRHH como desde todas las áreas de la empresa. Los millenials que en 10 años conformarán el 60% de la fuerza laboral demandan nuevas fórmulas de trabajo más flexibles y atrayentes y mientras los baby boomers que les dejan paso, no siempre de forma voluntaria, se ven abocados frecuentemente a trabajos freelance o a trabajos a tiempo parcial.
En este marco, la fórmula de reclutamiento tiene que ser redefinida también. Avanzamos hacia redes de talento internas y externas a las que recurriremos ‘a demanda’, los departamentos exitosos de RRHH tendrán un claro control sobre este nuevo ecosistema y movilizarán estas redes de autónomos con agilidad encontrando las habilidades adecuadas, dentro o fuera de la organización, en el momento oportuno.
¿Qué pasará con las relaciones laborales, o los sindicatos, perderá fuerza el trabajador?
Un trabajador se convertiría en este sistema en su propio empresario y por tanto los sindicatos, con su funcionamiento actual pierden gran parte de su sentido.
Lo que está claro es que vivimos una época en la que el concepto de trabajo tal como lo entendíamos está en un claro proceso de redefinición y el debate está más abierto que nunca, no se trata tan solo de la afectación al empleo de la mano de la industria 4.0 y todos los cambios que nos llegan de su mano (robotización, digitalización, inteligencia artificial, Big Data, automatizaciones no humanas…), sino de la propia estructura del trabajo.
¿Estamos preparados?