Uno de los errores más comunes de seguridad digital es compartir contraseñas. En entornos laborales el acceso a información crítica debe gestionarse con herramientas seguras, como soluciones de control de accesos o asignación de permisos.
Es conveniente recurrir a soluciones que incorporen un doble factor de autenticación; pero, como en ciertos casos eso no ocurre, tendremos en cuenta algunos consejos para gestionar las contraseñas de manera segura.
La premisa básica es que nunca se deben enviar credenciales por correo o mensajería instantánea. ¡No compartas contraseñas, comparte información!
Cómo crear contraseñas robustas
Recuerda que las contraseñas son personales e intransferibles. Para fortalecer la seguridad de tus cuentas, sigue estas recomendaciones:
- Usa contraseñas largas y aleatorias (al menos 12-16 caracteres con letras, números y símbolos).
- Evita información personal predecible (fechas, nombres, palabras comunes…).
- No reutilices contraseñas en múltiples servicios.
- Utiliza un gestor de contraseñas para almacenarlas y generarlas de forma segura.
¿Cuándo cambiar las contraseñas?
Aunque el cambio periódico de contraseñas siempre es necesario, hay situaciones en las que se vuelve imprescindible:
- Si hay sospechas de brecha de seguridad en una plataforma.
- Tras detectar actividad sospechosa en tu cuenta.
- Cuando un servicio solicita el restablecimiento por razones de seguridad.
En estos casos, asegúrate de elegir una nueva contraseña fuerte y no reutilizar una antigua.
Medidas adicionales para reforzar la seguridad
Las contraseñas son sólo la primera línea de defensa. Es conveniente reforzar tu protección con medidas adicionales, como la autenticación multifactor (MFA), un sistema multicapas de verificación de credenciales.
El objetivo del MFA es crear una defensa a partir de dos o más credenciales independientes para dificultar que una persona no autorizada acceda a un objetivo, ya sea un dispositivo, una red o una base de datos. Aunque uno de los factores se viera comprometido, aún quedarían barreras de seguridad que dificultarían el trabajo de los atacantes.
Las tres categorías o factores de autenticación más comunes son:
1. Algo que sabes o factor de conocimiento, como una contraseña o un PIN.
2. Algo que tienes o factor de posesión, como un código enviado a un dispositivo o un token de verificación.
3. Algo que eres o factor de inherencia, como una huella digital o un reconocimiento facial.
La autenticación multifactor o MFA funciona combinando dos o más factores de estas categorías, aumentando así considerablemente la seguridad del acceso a sistemas y cuentas, incluso si una de las credenciales (como, habitualmente, la contraseña) ha sido comprometida.
En otras palabras: aunque alguien robe tu contraseña, no podrá acceder sin el segundo factor, como tu móvil, tu huella digital o un código temporal. Esto reduce drásticamente el riesgo de accesos no autorizados, robo de datos o suplantación de identidad.
Enviar información sensible de manera segura
Si necesitas compartir credenciales o datos sensibles, usa mecanismos seguros como:
- Gestores de contraseñas con opción de compartir acceso sin revelar la credencial.
- Plataformas de mensajería cifrada con mensajes autodestructivos.
- Archivos cifrados protegidos con claves seguras.
La gestión segura de contraseñas es fundamental para la ciberseguridad, pero es necesario reforzar aún más la identidad digital con soluciones avanzadas y eficientes. Los mecanismos robustos de protección de credenciales garantizan un acceso mucho más seguro a los sistemas y salvaguardar la información crítica de las organizaciones.
En Grupo Seresco somos expertos en gestión de riesgos: ayudamos a organizaciones e instituciones a implementar soluciones avanzadas de control de accesos y protección de credenciales. Si buscas asesoramiento o necesitas una estrategia personalizada para proteger accesos críticos, contacta con nuestro equipo.