En un mundo individualista como el que nos caracteriza; con el ‘yo’ y el ‘mío’ por bandera; con cada vez más miedo a la comunidad en todos sus sentidos; con el ‘ombligo’ como eje de las acciones… ¿sigue triunfando el espíritu colectivo? Sí. Rotundamente, sí.
Pequeñas muestras del día a día, tanto en el ámbito personal como en el profesional, nos confirman que nosotros como individuos poco somos si no interactuamos con los demás individuos. Que un trabajo en equipo, al final, es mucho más que la suma de los trabajos de cada uno, porque la conjunción de muchas ideas acaba dando resultados realmente más brillantes de lo que a una persona sola se le puede ocurrir. Y este tipo de reflexiones no son más que un espejo de iniciativas como la que nos ha tocado palpar muy de cerca.
En los últimos meses, Cristina Prats, directora de la delegación de Seresco en Barcelona y asidua colaboradora de nuestro blog ‘+quenómina’, ha vivido en primera persona el nacimiento y resultado final de un precioso trabajo colaborativo desarrollado por la Fundació Factor Humà, una organización que tiene el objetivo de mejorar la gestión de las personas en las empresas, y Poetopía, un grupo multidisciplinar de profesionales convencidos de que el mundo necesita más poesía. El proyecto consistía en la creación de un libro de poemas elaborados por una cincuentena de personas que participaron voluntariamente en su redacción y que se ha publicado ahora bajo el título ‘Viaje hacia Ikigai’ (descargable en PDF aquí).
La iniciativa tuvo su origen durante el pasado mes de abril, en pleno confinamiento por el estado de alarma causado por la COVID-19. A través de dos sesiones online se elaboró de manera colaborativa la obra ‘Viaje hacia Ikigai’ a partir de las vivencias de 53 personas durante ese peculiar período de tiempo. Cristina Prats ha querido compartir en forma de poesía sus sensaciones vividas durante el confinamiento, bajo el título ‘Ja és hora déscollir riu’ (págs. 56-57 de ‘Viaje a Ikigai’)).
El resultado: un libro entrañable y cargado de sentimientos, que, desde luego, nunca hubiera resultado tan enriquecedor si lo hubiera escrito un autor solo… Y con mayor mérito por ser hilvanado sin apenas contacto entre los protagonistas. Al final, querer es poder, y ‘Viaje hacia Ikigai’ ha visto la luz con un brillante resultado global fruto de la suma del esfuerzo individual de cada uno de los 53 autores que han participado. Seguro que este gran ejemplo de trabajo colaborativo se puede aplicar a infinidad de acciones de tu departamento de recursos humanos, ¿no crees?